jueves, 20 de septiembre de 2007

el original

todavía no sé cómo acabé probando este lugar... pese a las críticas dudosas. ni siquiera defraudó. entendí porque para ser picasso no basta con hacer un garabato, además tienes que dominar hasta la genialidad el retrato, el lápiz, el trazado, saber perfilar, manejar a la perfección las técnicas, los materiales, los pinceles... este restaurante ha pretendido dar un garabato sin más. no domina la materia prima, ni la presentación, ni el servicio... era como el rancho del colegio servido en un plato imitación de los firmados por adriá. no aventurarse. lo único a destacar los ventanales a la calle.
infantas, 44.

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